Exterior de la iglesia
Los dominicos llegaron a la Nueva España en 1526 y fundaron en la ciudad capital un convento y una iglesia, inmuebles que fueron reedificados poco tiempo después. En el segundo convento se realizaron obras de reconstrucción durante los siglos XVI y XVII; una gran parte fue demolida en 1861. Las fuentes históricas dan cuenta de su antigua grandeza: fue construido de acuerdo con el modelo de los conventos italianos, con varios claustros. La iglesia fue de estilo herreriano y tuvo una gran importancia, pues distinguidos personajes de la época fueron enterrados ahí, entre ellos el virrey Luis de Velasco. Con el tiempo el convento sufrió un fuerte deterioro, por lo cual se construyó un nuevo templo, que sobrevive hasta hoy.